redactorjosé lópez



martes, 21 de septiembre de 2010

quiere volar de a dos, humm

Marcelo Klug es piloto aeromodelista en el Club de Pilar y por la amabilidad de Claudio Albornoz, accedemos a su currículum o carpeta de vuelo como quieran llamarlo. Tiene 41 años, su ocupación laboral es como Supervisor de ventas en una empresa láctea y su pasión por el aeromodelismo tiene una data de 4 años. Como suele suceder, uno cuando pregunta adivina en el fondo que quienes se emparentan con estos aviones llevan en si, un piloto “frustradito”. De hecho, Marcelo ante su gusto por las alas intentó ingresar a la Escuela de Aviación Militar pero no sabemos que pasó por ahí para llegar a conformarse con un avioncito bastante más pequeño. Viéndolo volar al “Negro” Albornoz sintió una fuerte atracción por tales aparatitos, ¡claro!, según el mismo Claudio dijo que estando de visita en Pilar de sus suegros y cuñados, “boludeaba” en solitario y después comenzó a rodar la bola de la escuela. Siguiendo con Marcelo Klug, dice que una de las máximas cag.. que se mandó, fue por querer volar en formación con un amigo, algo casi imposible con el radio control desde tierra. ¡Para qué!, se tocaron ala con ala y el susto fue bárbaro, (aunque no cuenta si se hicieron bosta los aparatos contra el suelo). Al parecer Klug confiesa que no le costó aprender de arranque, pero vinieron un par de “piñas” y le agarró “chucho” a las precipitaciones a tierra, aunque otra vez imagino mal y creo debe ser que lo que le dolía era “garpar” los destrozos. El cuenta que le costó agarrarle la mano de nuevo, no obstante Claudio nos sopló que te pone los pelos de punta verlo poner su avión en vuelo invertido y rasando el piso (¡cosa e’ loco che!). Al parecer su pájaro preferido es un “Skilader 40”, pero sabiendo ahora que le “chifla el moño”, entendemos por qué tiene también un “Avistar40”, un “Excelence 60 y un modelito eléctrico. Pá romper tiene el tipo. La familia lo acompaña a veces pero son sus amigos los que miran "párriba" su destreza aérea. Se siente a gusto con el grupo, dice que son geniales y buena gente sobre todo en los asados. A pesar que Claudio, el “Negro”, los metió a remontar el espacio que es de todos, pero al que solo suben los que tienen avión,(filosofía pura), le agradece haber traído a un pueblo tranquilo (pero no perdido) del interior santafesino una pasión tan sana. Claudio aduce que a el no le deben nada, que sarna con gusto no pica y que está feliz de compartir el “pique” de locura que los reúne. (José López)

A quienes se sienta atraídos por esta modalidad cuasi deportiva, es cuestión de animarse, todo tiene precio pero, la sensación de manejar un avión aunque sea desde abajo, es sensacional, una barbaridad. Palabra del “Negro”.

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